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Receta: aceite macerado de menta


Un aceite que a primera vista no parece tener mucha utilidad pero que, como veremos, podemos darle múltiples usos. Podemos usar hojas de menta frescas o secas, las que tengamos más a mano y un aceite estable a la oxidación y que no le aporte olor o color, como por ejemplo, el aceite de girasol.

Simplemente tenemos que lavar bien las hojas si son frescas (si son secas no hace falta) y secarlas bien con un papel de cocina (hemos de asegurarnos de que no les quede ni una gota de agua). Las introducimos en el envase donde lo vayamos a macerar y rellenamos con aceite de girasol. Así de simple. Lo guardaremos a temperatura ambiente fuera de la luz y lo agitaremos de vez en cuando (una vez al día) durante un mes aproximadamente, aunque si lo oléis comprobaréis que ha cogido olor y colorcillo a los pocos días.

¿Y para que nos sirve este aceite en cosmética? Pues podemos agregarlo a varias preparaciones:
- Cremas o lociones para el tratamiento de la piel grasa o el acné.
- Champús para pelo graso o con caspa.
- Cremas anticelulíticas, ya que regula la retención de líquidos.
- Cremas para tratamiento de varices.
- Desodorantes caseros.
- Productos de cuidado post-solar (lociones after-sun), ya que alivia las quemaduras con su acción refrescante.
- E incluso, como ingrediente en lociones anti-piojos.

No pierdas más tiempo, y prepara tu propio aceite de menta!

Espero que te haya gustado.






Un abrazo, Nanabelle.

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